Salir en tiempos de pandemia. Un ejercicio sin historia
Lo que ayer era familiar, seguro y ancla Hoy puede ser extraño, despertador de temores y zozobras. Salir a la calle en tiempos de pandemia. Un ejercicio físico y mental sin historia. Desconocer el rostro de tu propio barrio, no encontrar las miradas amistosas de la vecina anciana ni la charlas extensas del comerciante amigo. Palpar el hastío, el enojo mezclado con el miedo, coctel peligroso y doloroso en mi ciudad de furia. Detrás de un barbijo, voces que se callan porque nos dijeron que la muerte sobrevuela y nadie quiere convocarla por error o negligencia. Apenas reconozco las calles vacías por la noche. Ya no tienen risas, pasos apurados, aplausos con sonidos de milonga, besos furtivos en los zaguanes, abrazos despidiendo en cada esquina, ansiedades abiertas ante el misterio de una velada eterna. Imagino que la vida se esconde solapada, que espera su salida desde el subte dormido que corre por Corrientes o desde el sutil callejón de don Santos Discépolo. Que nos espía desde el ojo v
